viernes, 18 de julio de 2014

Sendas antiguas

He comprendido que el verdadero camino no se encuentra en las ideas que podamos tener para obviar lo que llamamos “religiosidad”, puesto que entre más queremos alejarnos de eso que llamamos “religiosidad” más nos acercamos a la “mundanalidad”.
Queremos romper esquemas cuando el esquema ya fue enseñado por Jesús, queremos mostrar nuevos caminos cuando el camino ha sido siempre el mismo.
La Biblia dice:

“Así dijo Jehová: Paraos en los caminos, y mirad, y preguntad por las sendas antiguas, cuál sea el buen camino, y andad por él, y hallaréis descanso para vuestra alma. Mas dijeron: No andaremos.”

Jeremías 6:16

Andamos buscando la forma de sentirnos bien con ciertos hábitos que no son correctos, decimos no ser religiosos pero no vivimos en el espíritu, más si vivimos de forma carnal y vana.
Queremos enseñarle a la gente cómo vivir utilizando nuestras “brillantes” ideas e inspiraciones, pero no enseñamos a la gente cómo agradar a Dios, ni a hacer de la Biblia nuestro manual diario de supervivencia.
Cada año que pasa me doy cuenta que vamos por el camino equivocado, hacemos de menos las sendas antiguas, las tildamos de “religiosas”, de “obsoletas”, queremos inventar nuevos caminos, con ideas humanas nacidas de nuestra comodidad y para nuestro beneficio pero nos olvidamos de lo que Dios ya nos enseñó, lo que Él ya inspiro a hombres para escribir en lo que ahora llamamos Biblia.
Es hora de tomar en cuenta el consejo de Dios, Él nos aconseja: “Así dijo Jehová: Paraos en los caminos, y mirad, y preguntad por las sendas antiguas, cuál sea el buen camino, y andad por él, y hallaréis descanso para vuestra alma…” Jeremías 6:16 
Es hora de volver al lugar de donde nunca tuvimos que desviarnos, es hora de regresar a aquel punto en donde caminábamos de forma correcta; pero para ello es necesario desprendernos de nuestras ideas humanas y cómodas, es hora de desprendernos de aquellos hábitos que en nada nos han ayudado y que lejos de ayudarnos nos han convertido en personas de duro corazón y baja sensibilidad espiritual.
Oremos como antes lo hacíamos, con un corazón sincero y transparente, leamos la Palabra de Dios con hambre espiritual y con humildad reconociendo que Dios algo puede enseñarnos este día. Practiquemos hábitos espirituales que ayudaran a nuestro espíritu, sirvamos a Dios con el único propósito de agradarlo a Él y no a la gente y sobre todo vivamos cada día cómo que fuera nuestro último día acá en la tierra de tal forma que Dios se sienta orgulloso de nuestros pasos.

¡El mejor camino es el de las sendas antiguas es hora de andar en ellas!

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